La sostenibilidad será uno de los temas a abordar en la jornada técnica del Congreso cervecero que AETCM celebrará el próximo mes de septiembre en Málaga. Y es que el sector de la cerveza y la malta no es ajeno a esta realidad de nuestro tiempo. La Dra. Alicia Muñoz Insa, gerente técnico de la empresa BarthHaas, será la encargada de tratar este tema en su charla.
Muñoz, ingeniera agrónoma madrileña, lleva casi una década vinculada a esta empresa, ahora dedicada de forma especial al área de sostenibilidad e innovación.
Alicia Muñoz cuenta con una dilatada experiencia vinculada al sector al que llegó durante un Erasmus en Weihenstephan, Alemania donde realizó su proyecto de fin de carrera en temas de cervecería. “Fue un poco de suerte y de interés, me informé que estaba ahí el campus donde se hacían temas de cervecería y me interesé para hacer el proyecto de fin de carrera allí y me aceptaron. Mi proyecto era desarrollar una bebida de avena por su alto contenido en betaglucano por sus propiedades beneficiosas y una vez terminé me ofrecieron quedarme en el mismo departamento para hacer el doctorado”, explica esta ingeniera agrónoma quien tras doctorarse fue fichada por BarthHaas comenzando su andadura como ingeniera técnica en Reino Unido.
Su compañía se dedica al lúpulo, pero el perfil de su equipo, conocedores de otros elementos del proceso cervecero como la malta, levadura, etcétera, no sólo se centra en ese producto, sino que realiza un asesoramiento más integral, comenta Muñoz quien es gerente técnico de la firma en Alemania desde 2017.
Producir una cerveza no es sostenible por todos los recursos que entran en juego para su elaboración. En el caso de BarthHaas se centran en la parte del lúpulo. Se trata de una industria nicho, “pequeña y específica” que vende el 97% de su producción a nivel mundial. Si bien el impacto que tiene la huella del CO2 del lúpulo en la producción cerveza es mínimo, sí se puede hacer más sostenible desde el punto de vista del cultivo, donde está afectando el cambio climático de forma importante.
“El lúpulo depende mucho de las condiciones climáticas: las horas de luz y la humedad son cruciales. Las temperaturas altas por mucho tiempo no son beneficiosas… y las condiciones que estamos sufriendo últimamente no siempre son adecuadas para su cultivo. Por ejemplo, el verano pasado fue muy seco con temperaturas muy altas y la cosecha sufrió importantes mermas sobre todo en Europa”, explica Muñoz.
Así, teniendo en cuenta el cambio climático, desde su compañía ya trabajan en desarrollar un portfolio de productos y variedades que sean más tolerantes a las condiciones climáticas más adversas. “También hay que considerar la infraestructura de las explotaciones de lúpulo actualmente porque vemos que las plantaciones en EE.UU. que son irrigadas y afrontan esas altas temperaturas mejor que en el centro de Europa donde las parcelas normalmente no están irrigadas. Pero estas mejoras no es algo que pueda hacerse de hoy para mañana, teniendo en cuenta además que el agua también es un recurso escaso”, avanza esta experta que desarrollará el tema a lo largo de su ponencia en el próximo Congreso.