La localidad acoge el Ventubeer, la I Feria de la Cultura cervecera, que tendrá lugar el 17 de junio
Hablar de cerveza es hablar de historia de la Humanidad. Desde los primeros vestigios de cereales fermentados hace más de 7000 años, hasta la socialización entorno a una cañita, patrimonio de estos lares, la cerveza ha estado presente en todo el globo, y se ha adaptado a los requerimientos atmosféricos, geográficos o culturales de todo el mundo.
Dando un paso al frente para reivindicar esta bebida como un patrimonio cultural, Venturada acogerá el próximo 17 de junio la I Feria de la Cultura Cervecera, Ventubeer, que se desarrollará en el helipuerto de la localidad. La iniciativa ha sido promovida por el Ayuntamiento de Venturada y Cerveza Bailandera, ubicada en la localidad vecina de Bustarviejo. Durante la jornada se podrán degustar multitud de estilos de cerveza, habrá catas guiadas, experimentos, un taller de coctelería con cervezas, y un espacio dedicado a profundizar en la cultura cervecera. Todo ello amenizado con las actuaciones musicales de Ombligo y Tongo, o DJ Wildtord, entre otras…, además de teatro, foodtrucks y actividades para los más pequeños.
Un total de 8 microcerveceras ofrecerán una amplia gama de referencias, una iniciación en algunos de los casi 150 estilos que hay bajo el paraguas de la denominación genérica de cerveza. Cerveza Veer (Sebúlcor, Segovia), Gabarrera (Becerril de la Sierra, Madrid), Panda (Rivas, Madrid), Dougalls (Liérganes, Cantabria), Goose (La Granja de san Ildefonso, Segovia); Cerveza Bailandera (Bustarviejo, Madrid), Ursak (Venturada, Madrid) y 28030 (Moratalaz, Madrid).
Cultura cervecera
Ventubeer pretende ser una apuesta para fomentar la cultura cervecera y explorar su historia, sus vínculos con el territorio, sus formas de elaboración, sus usos y manifestaciones diversas. Y es que la industrialización de la producción, con la imposición de las cervezas lager en todo el mundo, ha llevado al borde de la desaparición a innumerables estilos y prácticas de elaboración que nos han acompañado y evolucionado durante siglos con nuestras sociedades, y que son parte de nuestra historia viva. Seguir el rastro de los 7000 años de elaboración de cerveza es toparse con una oda a la creatividad, a la diversificación, a la adaptación.
La cerveza como derecho, como salario, como alimento, recreativa, como tarea doméstica, como negocio lucrativo, como actividad monacal, como bebida de “bárbaros”, de cortesanos, del pueblo. En estado sólido o líquido, como bebida salubre, como lacra social, en jarra grande, en vaso de caña, en copa teku, en pinta, fría o caliente, afrutada, herbal, especiada, ácida, salvaje, rubia, ale, turbia, cristalina, pálida, cobriza, tostada, negra, seca, picante, dulce, densa, ligera…infinita.
La cerveza como motor de la economía rural
La producción de cerveza artesana ha sufrido un auge en los últimos años, constituyéndose como un nuevo elemento de dinamización de las economías rurales, contribuyendo a la generación de empleo y a fijar población en lugares con dinámicas de vaciado. Un alto porcentaje de las microcervecerías que iniciaron su actividad en la pasada década, apuestan por esta vía de revitalizar el mundo rural, generando productos de cercanía que distribuyen a través de canales cortos de comercialización.
Cerveza Bailandera, otra forma de hacer las cosas
Cerveza Bailandera es una cooperativa formada por 4 mujeres que nació 2015 y que se dedica a la elaboración de cerveza artesana con maltas ecológicas. Ubicada en Bustarviejo, persigue el objetivo de dinamizar en entorno rural, generando riqueza en el territorio y contribuyendo a fijar población. Su actividad se enmarca en los postulados de la economía social y solidaria, fomentando la responsabilidad con el entorno, y generando otras formas alternativas de gestión empresarial que apuestan por un modelo de crecimiento que pone a las personas y al planeta en el centro de la actividad.
Nota de prensa de Cerveza Bailandera enviada a la AETCM.