Publicado en factoriadecerveza.com
Cerveza Gabarrera está atravesando un momento muy especial tras diez años en el mercado. Con el proyecto consolidado, la cervecera de Becerril de la Sierra da un paso adelante para crecer con los pies en la tierra y con sus valores fundacionales muy presentes y formando parte irrenunciable de su futuro: cerveza ecológica,rural, vinculada al territorio y las personas
¿Cual es el momento que vive el proyecto de Cerveza Gabarrera?
Llevamos tres años trabajando en un nuevo plan de empresa. Nos ha costado encontrar la fórmula que cuadrara de lo que pretendíamos. Lo que queríamos es proyectar Gabarrera y eso tenía una dificultad siendo una cooperativa y eso significa que no puede darse una inversión privada. Queríamos que un proyecto maduro, con diez años de bagaje, que va muy bien desde el Confinamiento, tuviera un espaldarazo que diera más razón de ser a los objetivos principales de la cooperativa que son dar empleo a personas en riesgo de exclusión. Lo que hemos buscado es potenciar la parte social de la cooperativa transformándola en cooperativa de inserción laboral, lo que nos da la opción a acceder a ayudas para este tipo de proyectos y eso dinamizará lo que ya hacemos desde que empezamos.
¿Por qué fórmula habéis optado?
Hemos montado una SL, que es la que va a gestionar todo el negocio. La cooperativa mantiene su marca, recetas y cartera de clientes y lo que hacemos es un contrato con la SL para una cesión del uso de la marca. La cooperativa es quién fabrica, pero la SL, gestiona y eso nos permite la entrada de capital privado. Es el punto donde estamos, implementando un plan a cinco años.
En la cooperativa sois cinco socios y en la SL están entrando nuevos socios con participaciones. ¿Cómo ha empezado a rodar ese maridaje?
Estamos comenzando a rodar en este proyecto. Hemos cubierto un tercio del objetivo, que es alcanzar los 300.000 euros. Estamos en plena carrera de fondo. Ya hemos cubierto un tercio del objetivo.
¿Cómo se gestionan esas dos almas?
Es un reto que no vemos complicado. Estamos trabajando en corta distancia. Ahora mismo, todas las personas que han invertido formaban parte de la comunidad de Gabarrera. Los inversores van a ser preservadores del alma de Gabarrera. Tenemos un objetivo social principal que está muy arraigado en el territorio, las personas y el medio ambiente. Queremos que esa comunidad crezca con esos valores.
¿Cuál es el principal objetivo de Cerveza Gabarrera en esta nueva etapa?
Nuestro principal objetivo es poner en valor a las personas que el territorio donde están, y hacerlo de forma ligada al medio ambiente. Las personas que trabajamos en Gabarrera somos personas en riesgo de exclusión por temas de edad, salud, migración….ser una persona en riesgo de exclusión ahora mismo en España es más habitual de lo que nos creemos. Queremos que esa persona tenga un recorrido profesional y sea reconocido por una comunidad próxima y el retorno que eso tiene, empodera mucho. Esa es la clave de Gabarrera, siempre trabajar con las personas y la comunidad en la que estamos. El trasfondo social es básico. La base productiva es importante pero nuestro modelo se basa en un modelo de producción de calidad y muy artesano. El papel de las personas a la hora de elaborar el producto es fundamental. Es la propia persona la que individualmente prepara cada envase y lo prepara para ofrecérselo después al público. Se establece una relación muy especial a través del producto.
Habláis de un Plan a 5 años. ¿En qué consiste y cual es el final del camino?
El objetivo es validar este modelo de negocio en el que una empresa de inserción con un contenido medioambiental potentísimo, rural y asociado a una SL forme una triada que sea replicable para otros modelos en otros puntos de España. Pensamos que es es muy apetecible por ser un modelo ecológico, rural, social y medioambiental que tiene futuro. Pensamos que vamos a ser un proyecto muy creíble, cercano y que vamos a adquirir un conocimiento que va a ser muy fácilmente trasladable a otras zonas. Somos muy innovadores en este sentido. No hay muchas cosas similares. En Madrid somos pioneros.
Hay que estar muy convencidos para desarrollar un proyecto de este tipo…
Efectivamente. No valen atajos. Obliga mucho y de una manera muy personal. Chela de Montaña (el nombre de la nueva empresa) la hemos montado cinco socios pero aspiramos a ser más de cien, que van a tener una implicación con el proyecto porque se suman a él por la implicación que tiene. Esto no es una cosa que se nos haya ocurrido ahora. Llevamos toda la vida buscando un modelo que se acomodara a nuestra forma de entender la vida y las relaciones laborales. No estamos solos porque nuestros tres socios tienen una fuerza descomunal (Bryan, Yosep y Jery), con unos aires de renovación potentísimos. Es un modelo empresarial que va a ser exitoso y que va a servir de ejemplo.
En este trayecto, el primer paso fue el cambio de fábrica de Cerceda a Becerril. ¿Fue clave ese primer cambio de guión?
Fue un giro total. La fábrica de Matalpino era muy pequeña, con una producción muy limitada. Venir aquí, simplemente por espacio y capacidad productiva fue un gran paso. El espacio de cultura y difusión que es el taproom le ha dado una dimensión brutal. El conocimiento que se tiene hoy en día de Gabarrera se ha proyectado de forma exponencial.
¿Habéis cambiado los objetivos de comercialización para apostar por un modelo de venta directa a través del taproom?
Eso es. La cooperativa lo que quiere al transformarse es que entren personas en riesgo de exclusión y poder enforcarnos más a la venta, porque conocemos el producto y se nos ilumina la cara. Eso nos va a ayudar mucho a potenciar la venta, especializándonos y que nuestro trabajo sea cada vez más cualificado y que podamos dar valor al producto y que la gente sepa lo que cuesta hacer una cerveza. Hace uns años, el esfuerzo principal estaba orientado a la distribución, pero ahora el empeño esencial está en la venta directa y al cliente final, creciendo de manera orgánica en puntos de venta
¿Seguís apostando por un sistema de producción de pocas referencias?
De momento, las que tenemos son las cinco variedades clásicas de Gabarrera. La Barranca sigue siendo una cerveza de temporada. Peñalara es ya una fija. Hacemos colaboraciones. Con el ritmo que llevamos cubrimos nuestras necesidades, pero siempre sacamos tiempo para hacer un par de colaboraciones con otras cerveceras. Nuestra apuesta es las recetas que funcionan, donde llevamos diez años. Las hemos ido mejorando y afinando. Nos encanta cuando viene la gente y nos pide la cerveza que quiere. Por supuesto, estamos muy pendientes a la demanda del mercado y siempre ecológico
Gabarrera es una cerveza ecológica. ¿Qué es un producto ecológico?
Una cerveza ecológica es que tu coges la cerveza, la analizas y tienes que cumplir que no tiene ningún rastro de las miles de sustancias que un alimento convencional puede tener. Un alimento ecológico pasa una auditoria para conseguir que nuestra cerveza esté limpia y eso se consigue a través de nuestro método de producción, materias primas, acuíferos limpios, nada de pesticidas….eso te limita a la hora de fabricar. Afortunadamente, han pasado diez años desde que empezamos y el abanico de materias primas ha aumentado mucho.
¿Cómo gestionáis la compra de materia prima en un contexto de mercado no demasiado amplio?
Cuando empezamos, no había lúpulo ecológico. Nosotros compramos directamente al productor, sin intermediarios. El precio lo pone el productor y no se discute. Se genera un círculo de confianza. Desde Gabarrera tenemos un agradecimiento absoluto a nuestros proveedores a todos los niveles. Apostaron en su momento por Gabarrera. Hemos sido muy afortunados.