El objetivo del etiquetado de los alimentos y bebidas es incluir información como los ingredientes y los valores nutricionales para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas. Sin embargo, las bebidas alcohólicas eran la excepción. Ahora, esa exención ha llegado a su fin y se inicia un periodo de transición en el que, progresivamente, las empresas deben incorporar estos datos, informa la revista Consumer.
En septiembre de 2017, la Comisión Europea publicó un informe al respecto en el que invitaba a la industria a presentar una “propuesta de autorregulación”.
En este sentido, Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España, apunta las particularidades de la cerveza: “Si bien se considera un alimento, la normativa no exige la inclusión obligatoria de la lista de ingredientes ni la información nutricional completa, requiriendo, sin embargo, la indicación del grado alcohólico si supera 1,2%. No obstante, el sector cervecero ha asumido voluntariamente el compromiso de proporcionar esta información, equiparándose a las exigencias de etiquetado de otros alimentos”.
Las bebidas espirituosas también están en un marco de autorregulación. En junio de 2019, Spirits Europe firmó un acuerdo que implica el compromiso del sector a facilitar, de forma voluntaria, la información nutricional y el listado de ingredientes al consumidor. Bosco Torremocha, director ejecutivo de Espirituosos España, apunta que su sector “pone a disposición del consumidor toda la información sobre el valor nutricional y el listado completo de ingredientes de sus productos desde la etiqueta”. En su caso, este compromiso de autorregulación, “se está implantando desde mayo de 2023 de forma paulatina, de manera que cada vez que las empresas soliciten nuevas etiquetas, estas ya incluirán esta información”, señala. Cerveza y espirituosos se acogen, por tanto, a la autorregulación.
ETIQUETADO DEL VINO
Por lo que respecta al vino, la situación es diferente, ya que, en diciembre de 2021, se publicó el Reglamento (UE) 2021/2117 que incorpora nuevas normas de etiquetado aplicables al vino y a los productos vitivinícolas aromatizados a partir del 8 de diciembre de 2023. En concreto, estas nuevas normas obligan a estos productos a incluir en el etiquetado la lista de ingredientes y la información nutricional.
José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), señala que la autorregulación es “enormemente complicada” en un sector en el que el 99% son pymes y, de esas, el 75% son micropymes. Por ello, asegura que fueron ellos los que abogaron por la obligatoriedad. A partir del 8 de diciembre de 2023, las etiquetas con información nutricional y de ingredientes es obligatoria para los vinos producidos a partir de ese momento. Los elaborados con anterioridad, no tienen esa obligación. “Por tanto, aunque la implementación de las etiquetas con esta información está siendo masiva, no quiere decir que la vayamos a encontrar ya en los lineales”, precisa Benítez.
SITUACIÓN ACTUAL EN EL ETIQUETADO
Un reciente informe elaborado por el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, el Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y el Grupo de Trabajo de Alcohol de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), mostraba que solo en el 22,2% de las bebidas alcohólicas había hecho efectivo el compromiso de que las etiquetas ofrezcan información nutricional y sobre ingredientes. En él, Iñaki Galán, uno de los autores, señala que “la voluntariedad no se cumple” y pide que sea algo obligatorio, como en el caso del vino.
Por su parte, Bosco Torremocha remite a que es un proceso paulatino y subraya que, según la auditoría realizada por Mercadinámica, “el 70% de las referencias de cerveza ya tiene información nutricional en su etiqueta”, aunque es algo voluntario para este producto.
La industria ha batallado para conseguir que se permita el etiquetado digital a través de códigos QR. Esta opción permite a los consumidores acceder a información nutricional, ingredientes y datos sobre consumo responsable al escanear el código, facilitando que las pequeñas y medianas empresas del sector se adapten sin aumentar los costos del etiquetado físico.
La implementación de esta medida ha sido diversa en Europa: mientras algunos apoyan esta vía digital por su flexibilidad y acceso multilingüe, organizaciones de salud pública prefieren que la información se incluya directamente en la etiqueta para mayor visibilidad y para combatir problemas de salud asociados al consumo de alcohol. Aun así, la UE considera que el etiquetado digital es un paso importante para alinear la industria de bebidas alcohólicas con los estándares de transparencia exigidos en otras bebidas.