No huele a cerveza, más bien a gel hidroalcohólico. Cosas de los tiempos actuales. Pero en sus 1.314 metros cuadrados alberga la esencia y algunos secretos de Damm, desde que August K. y su esposa Melanie, junto con su primo Joseph, primer maestro cervecero de la compañía, fundaran la empresa en Barcelona en 1876 (Los Damm). Es su archivo histórico, uno de los mayores de una empresa privada en España, que alberga más de 147.000 pedazos de una larga trayectoria: botellas antiguas, carteles centenarios, esbozos de anuncios, planos o documentos de todo tipo, empezando por una invitación personalizada a la inauguración del edificio de la Antigua Fábrica Damm que data de 1905. Es allí, también en Rosselló 515, donde está el archivo, ahora, una de las paradas de las visitas guiadas que se han puesto en marcha y que se pueden coronar con una cata de cervezas.
“Es un archivo, además, que está vivo, dado que lo está la empresa y sigue generando contenido”, explica Maribel Almagro, responsable de estas instalaciones. Un proyecto de la Fundación Damm, impulsado por su presidente, Demetrio Carceller Arce. La institución destinó en el 2020 más de tres millones de euros a iniciativas de apoyo social (principalmente por la covid), culturales, educativas y deportivas. Y entre sus fines también está preservar el legado de Damm, que se puede recorrer en un archivo en donde también tiene cabida el pasado de las otras cerveceras que se han ido adquiriendo. “En más de una ocasión se ha conservado mucha información en muy buen estado”, celebra Maribel Almagro.
El espacio permite hacer un recorrido por todo el siglo XX, empezando por finales del XIX
En el caso de la Antigua Fábrica Damm, cuando en 1992 dejó de ser el gran centro de producción –se trasladó a Santa Coloma de Gramenet y a El Prat– los empleados Carlos Cervantes, Pedro Peiró y Manuel Peribáñez decidieron poner en valor todos los materiales que se conservaban en las instalaciones. La Fundación Damm no dudó en apoyar un proyecto en el que ya ha invertido un millón de euros.
Un total de 122.000 fotografías, cientos de películas que suman más de 6.100 horas de visionado, la botella de la primera Estrella, la gran y noble mesa de madera en la que se tomaban las decisiones de la compañía, la vieja centralita de teléfono, material de oficina diverso, cajas de cerveza de todas las épocas… El archivo histórico conserva desde el primer anuncio de televisión de Damm, de 1970, al atrezzo y las vestimentas que se han utilizado en los últimos. Un fondo del que se han cedido algunas piezas para series de Netflix u óperas del Teatro Real de Madrid; pero que también sirven para conocer la historia de la cervecera; la de esta bebida que en España, tierra de vinos, en un principio era más consumida por las clases altas que por las populares. Y acercarse a la historia de todo el siglo XX y finales del XIX desde diferentes puntos de partida, la posibilidad de abordar el pasado desde los cambios sociales, los culturales, los económicos. También la historia de Barcelona. Y un extenso recorrido por el mundo de la publicidad. “Tenemos auténticas obras de arte”, explica Maribel Almagro mientras comienza mostrar algunos de los anuncios ilustrados por Ernest Moradell, pionero del diseño gráfico en España.
Más de 122.000 fotos, 6.100 horas de contenido audiovisual y una inédita colección de documentos
Secretos, pasado y memoria cuyo futuro es la digitalización pero que ahora ya se puede conocer en visitas guiadas que también transcurren por la sala de calderas o la de básculas, que dan paso a una terraza, ideal para hacer catas de cervezas.
Las visitas que desde hace años se hacen en la fábrica de El Prat, en el caso del edificio histórico de Rosselló –bautizado como La Bohemia, en honor a esta zona cervecera de Centroeuropa–, comenzaron a finales del año pasado. “Se han ido haciendo con restricciones”, explica Pepi Ramos, coordinadora de las mismas. Grupos reducidos que han visitado las instalaciones, principalmente los viernes o sábado tarde, siempre que se ha podido. Ahora, en el tramo final de la pandemia se espera ampliar horarios y añadir nuevas visitas los domingos al mediodía. También existe la posibilidad de hacer visitas con cata para grupos cerrados. Un recorrido por el pasado que alberga numerosas sorpresas y que entronca con la voluntad de la Antigua Fábrica de ser un punto clave en la vida social y cultural de la ciudad. Fuentes de la cervecera explican que, en el 2019, se hicieron 260 eventos con una asistencia de 145.000 personas. Su historia no se ha acabado.