Carlos Núñez y Pablo Martín forman el tándem en Molina for Brewers. Conocedores a fondo del sector, hablamos con ellos sobre la actualidad de la empresa que representan y el sector. La entrevista se realizó en Gante, durante los SharingDays de Fermentis.
¿En qué momento está ahora mismo Molina for Brewers?
Desde mayo la empresa que era familiar, de la familia Molina, fue adquirida por Caldic, una empresa de origen holandés que tiene sedes por todo el mundo con un modelo de negocio similar a Molina pero con otra dimensión. En España no tenían nada relacionado con cerveza y con distribución de materias primeras de cerveza. Como Caldic Iberia nosotros seguimos con nuestro trabajo igual, es decir, con nuestras representadas igual y luego también tenemos en Europa dos empresas hermanas por así decirlo que pertenecen a Caldic y que son Mister Malt en Italia y Caldic Nordic.
En España seguís operando como Molina for Brewers…
De momento sí, no sabemos todavía el año que viene si unificaremos una marca sola para las tres divisiones tanto en los países nórdicos como en Italia, España y Portugal.
¿Cómo es vuestro portfolio principal de representadas ahora mismo?
Con la malta tenemos exclusividad con Weyerman, igual que con la levadura con Fermentis y luego en el tema de lúpulo, estamos más abiertos. Trabajamos con Biolupulus en el lúpulo orgánico: con Baarthasx, que ya vamos a trabajar en esta cosecha y también con Charles Faran además de otros productos como son los espirales de madera o las enzimas.
Vosotros tenéis una visión global del mercado al tocar tantas patas. ¿Qué diagnóstico hacéis ahora mismo de la situación?
La verdad es que en el mercado ha habido un decrecimiento. Hubo años anteriores en los que se frenó el crecimiento, pero este año ha sido de decrecimiento de producción de cerveza a nivel mundial. Yo hablo con gente en Alemania; hablo con gente en U.K; con gente en Bélgica, en Estados Unidos y en general el consumo de cerveza ha bajado tanto para grandes marcas como para cervezas craft, que sufre más porque con situaciones económicas adversas, se ve más resentido. Hay menos poder adquisitivo y son cervezas de mayor valor y se resienten más. En general, ha habido una bajada de consumo de bebidas, ya no solo cervezas sino bebidas alcohólicas Hablas con la gente del vino con la gente de destilados y las situaciones son similares.
¿Cómo es la relación con Weyerman?
Llevamos 15 años es una relación que ha ido creciendo y que se ha ido asentando. Hemos ido de la mano en nuevos proyectos, en nuevos lanzamientos, nuevas maltas. Hemos tenido siempre todo el apoyo técnico detrás. Estamos muy contentos porque trabajamos con una malta de excelente calidad y eso siempre es una garantía de una estabilidad y una consistencia en las cervezas que con otras maltas no puedes conseguir.
¿Y con Fermentis?
Con Fermentis es igual. Es una marca puntera y muy innovadora, tecnológica. Realiza unas inversiones en I+D impresionantes y eso, al final se traduce en que los clientes consiguen tener productos consistentes, productos de calidad y donde no se deja nada a la improvisación. La calidad de las cervezas también viene un poco reflejada por la calidad que hay detrás.
¿Cuál es el ADN de Molina cuando trabaja con el cliente final?
El ADN de Molina siempre ha sido apostar por la calidad y la innovación. Son los dos pilares donde se tiene que mover la cerveza en el futuro. Trabajamos desde hace 15 años en el mercado craft y hemos visto una evolución hacia mejor en cuanto a formación de los cerveceros; mejores equipamientos técnicos mejores y más variedades de materias primas para poder hacer los estilos que cada uno quiera; innovar en ellos. Creemos que la evolución ha sido positiva, pero no debemos dormirnos en los laureles. El movimiento cervecero tiene que ir evolucionando y tiene que hacerlo en los dos pilares que comentamos: calidad, innovación y formación, que es muy necesaria para incrementar la cultura cervecera y se exija siempre más calidad a las fábricas.
¿Creéis que el sector tiene asumido la necesidad de la calidad, de la que habla todo el mundo, y la innovación de la que no se habla tanto?
La innovación, la hay en ingredientes, lo hay en maquinaria lo hay en técnicas lo hay en muchos aspectos. El tema de calidad está más focalizado en asuntos como la higiene; control de calidad, control de procesos; control de materias primas… Todo eso, unido a un buen servicio es lo que globalmente se exige de calidad a una cervecera y en eso es lo que tienen todas a tender a conseguir.
Como Molina, patrocináis el Premio a la Innovación en el Barcelona Beer Festival. Es un galardón que conecta con vuestra filosofía. ¿Qué valoración hacéis?
Cada año recibimos más cervezas para participar en el concurso. Hemos premiado una forma de hacer. En estos años, hemos puesto el foco en una forma de madurar una cerveza como fue el tema de las bateas; se dio un premio por un método innovador de captación de CO2 y también por apostar por la sostenibilidad que también es otro de los aspectos muy importantes y a futuro en el que las cerveceras van a tener que ser muy responsables. El abanico es grande.
¿Por dónde creéis que va ir el sector los próximos años?
Es muy difícil preverlo porque lo que habíamos pensado antes del COVID; el COVID lo cambió totalmente. Lo que pensábamos ya después de salir del COVID lo cambió totalmente la guerra de Ucrania, que hizo que subieran muchísimo los costes tanto de materias primas como de energía. No me atrevo mucho a pronosticar porque nadie sabe por dónde vamos a ir. Solemos ir a todas las ferias para ver un poco las tendencias, pero no está nada claro. Quizás también se puede diversificar en otras bebidas. Las propias cerveceras pueden hacer otro tipo de bebidas. También hay unas tendencia a hacer bebidas con menos alcohol o incluso bebidas sin alcohol. Es posible que crezca quizás un poco más el tema de la cerveza sin alcohol.
Al margen de las maltas, lúpulos, levaduras…¿qué otros productos estáis comercializando y que se están imponiendo?
Hay productos como son las enzimas que en el sector industrial ya están muy asentadas desde hace muchos años para facilitar el ahorro energético y para reducir tiempos de elaboración. Es optimizar tiempos; perfeccionar fabricaciones; ahorrar dinero; apostar por más sostenibilidad. Yo creo que los craft deberían ir entrando en esta línea.
¿Por qué no lo utiliza más el sector? ¿Por una especie de estigma?
Bueno, los estigmas con el tiempo se caen. Ahora se está hablando de pasteurizar cervezas. Hace diez años nadie quería emplear extractos de lúpulo. Los estigmas se terminan cayendo.
¿Cuál es vuestro camino?
Queremos ampliar el portfolio con nuestras empresas hermanas; ofrecer muchas más soluciones a todo el sector. Nosotros ahora, al trabajar con Italia y con los países nórdicos, tenemos más networking; más información, más portfolio y , por supuesto, ser más competitivos en precios.
¿Puntos positivos para el sector en el futuro?
Pensamos que tiene que desarrollar la venta directa y la venta local, que es clave. Los modelos de éxito que se repiten son los que saben trabajar su público directo; los que cuidan su clientela fija y también están los que saben cuidar su producto. El futuro pasa por la parte de estabilidad de producto y que vaya ligada al cuidado posventa, en aspectos como el transporte refrigerado y sobre todo ser coherente con su filosofía. Lo que no tiene mucho sentido es que hagas cerveza y perder identidad en el momento que te vas fuera de tu territorio. Lo que más valor te da, es la proximidad y eso lleva intrínseco el mismo concepto de artesanía, de localidad y de territorio